¿Alguna vez has tomado una clase de teatro? ¿Recuerdas cómo te sentiste? ¿Notaste algún cambio en tu forma de verte a ti mism@?
Hace más de 10 años me embarqué en la hermosa tarea de enseñar actuación y no me canso de ver transformaciones significativas, reales y medibles en las personas que han pasado por mis clases. Y no es porque sea un gurú, pues lo que enseño es algo que también me han enseñado a mí, sino porque la actuación es realmente una herramienta transformadora de la personalidad y la percepción de uno y del mundo. He visto alumnos que han llegado a mis clases sin poder hablar frente a sus compañeros y terminan el curso parados en un escenario dándolo todo frente a un público de 100 personas. Si eso no es transformación, díganme entonces qué es.
¿Y eso por qué? Como en toda actividad artística, el instrumento de trabajo es uno mismo. Y el método de trabajo es la deconstrucción para construir un nuevo y mejorado yo. Se trata de volver a jugar como cuando éramos niños, de volver a imaginar que vivimos en castillos y que podemos volar, de volver a soñar con que podemos ser lo que queramos y de conectar con las propias emociones: llorar cuando tenemos hambre, reír cuando jugamos con nuestros amiguitos y abrazar a papá y a mamá con tanta fuerza que podrían romperse. Pero con un plus importante: ya tenemos un camino transitado en esta vida, lo cual nos permite tomar experiencias y vivencias para construir nuestros personajes más reales y sinceros.
Si esto te seduce, aquí tienes algunos consejos para comenzar con tu camino en el mundo de la actuación.
¿Cómo me preparo para tomar una clase de teatro? Cuando decidimos empezar cualquier actividad artística, en general es porque hay algo que no nos cierra en nuestro día a día. Nos sentimos muy estresados, inmersos en una rutina de hacer siempre lo mismo, irritables, angustiados, poco dueños de nuestras reacciones. Lo pensamos como una vía de escape y eso está bien. Lo primero es darse cuenta de que necesitamos conectar con nosotros mismos. A veces nos olvidamos de que somos cuerpo, mente y espíritu. Y sólo nos concentramos en una o dos de ellas. Para vivir una vida plena es necesario siempre llevar un balance entre los tres. Entonces, lo primero es sentir que necesitamos volver a conectar.
Luego, debemos saber que la actuación demandará mucho trabajo personal (si es que queremos transformarnos realmente). Tendremos que pelear contra nuestros prejuicios, contra la timidez, contra la cabeza hablando permanentemente, animarnos a revolver cosas que tenemos escondidas, animarnos a jugar y a conectar con nosotros y el otro. Es por esta razón que generalmente en las primeras clases en un taller de actuación se trabaja mucho con ejercicios que ayuden a establecer un clima de confianza plena en el grupo. Sin confianza es muy difícil que logremos animarnos a mostrarnos vulnerables pensando que el otro puede pensar X o Y acerca de mí.
¿Qué puedo esperar de un taller de teatro? Mi respuesta a esta pregunta sería: “no esperes nada, simplemente lánzate a la piscina y fíjate cuánta agua hay”. Sin embargo, sé que en nuestra sociedad productivista preferimos anticiparnos para evitar equivocarnos y perder el tiempo o frustrarnos. Entonces, lo que puedes esperar en las primeras clases es un sinfín de ejercicios divertidos que irán trabajando distintos objetivos: desinhibir, desarrollar la atención, la percepción y la observación, forjar confianza, estimular la imaginación y la creatividad, entre muchos otros. Es muy probable que el tiempo se pase volando, pues en una clase de teatro el compromiso de uno es tan grande que la cabeza no se dispersa, se mantiene enfocada durante toda la clase.
Es muy probable también que durante el primer período se trabaje mucho con improvisaciones lo que ayuda mucho a ir metiéndose en el mundo de crear historias a través del juego. Y más adelante seguramente se comience a trabajar con escenas de diversos autores, lo cual es un trabajo maravillo de ponerse en la piel de un personaje determinado y vivir realidades tan diferentes. Siempre digo que a través de la actuación uno puede vivir en el Medioevo o en una base lunar con minutos de diferencia y eso lo hace una actividad tan rica para la imaginación.
¿Qué pasa si siento mucha timidez? Es muy normal. No estamos acostumbrados a mostrarnos vulnerables cuando somos adultos. Hemos aprendido a vivir con escudos tremendamente robustos y pesados. Mi recomendación en este caso es que trates de desafiarte a ti mism@. Si no te animas aún a ir hasta el fondo, no hay lío. Has un poquito hoy y otro poquito mañana, mientras vas tanteando el terreno y te vas sintiendo segur@ contigo y con tus compañeros de grupo. Lo peor que podemos hacer es abandonar a la primera que vemos algo que nos incomoda y decir: “no, esto no es para mí”. Debemos saber que al principio puede llegar a ser un poco incómodo porque es algo distinto y requiere romper con patrones y barreras personales. Pero dicen que cuando salimos de la zona de confort es cuando más logramos evolucionar, ¿verdad?
Si luego de haber leído este artículo sientes ganas de tomar clases de teatro te invitamos a hacer click aquí y conocer nuestra recomendación de profesores y estudios que podrán ayudarte en tu camino.
Autor: Alejo Fernandez
Profesor de teatro musical y yoga, Co-fundador de @somoscast