El papel de la mujer en nuestra sociedad ha logrado grandes avances en el reconocimiento de sus derechos, sin embargo, aún existen diferentes barreras jurídicas, sociales y económicas, y desafíos para lograr una igualdad de género, que impiden de cierta forma el empoderamiento de cada una.
En particular, los estereotipos culturales que han sido transmitidos durante nuestra vida a través de diferentes generaciones, ancestros y contextos, nos exigen repensar y replantear ese aprendizaje que tenemos tan arraigados en la vida cotidiana. Es por ello que, ser consientes de nuestras conversaciones internas, nuestras posturas, actitudes y decisiones van mostrándonos esos patrones y creencias que han limitado nuestro accionar, la posibilidad de tomar riesgos en muchas decisiones, incluso levantar nuestras voces cuando es necesario o que impiden avanzar en nuestros sueños para cumplir las expectativas de la sociedad.
Alguna vez pensé que ser mamá era un impedimento para lograr mis metas, y muchas veces evadí esa responsabilidad. Sin embargo, llegó a mi vida una hermosa sorpresa “estaba en embarazo”, al principio no fue tan sencillo asimilar la noticia porque en ese momento me encontraba en un proceso de aplicación a becas fuera del país, y durante mucho tiempo pensé que ya no iba a lograr mi objetivo, mis creencias limitantes aparecieron.
Durante mi embarazo recibí las respuestas de diferentes aplicaciones y todas fueron rechazadas, en ese momento comprendí que no era mi momento, pero aún pensaba que no era posible porque tenía una gran responsabilidad. Ya una vez pasada la licencia de maternidad, un día mi esposo me dijo “tienes que continuar con tus aplicaciones”, con un “hazlo” me ánimo a retomar mi objetivo, confieso que lo hice sin esperanza alguna porque en mi mente debía estar en casa con mi hija.
Es así como hice dos aplicaciones (mi tercer intento en tres años), y cuatro meses después comencé un proceso de entrevistas y exámenes, hasta que en junio de 2020 fui notificada de mi aceptación en una de las mejores universidades de Hungría para iniciar una Maestría. A partir de allí surgieron todos los miedos y dudas posibles en mi mente, me preguntaba si había hecho lo correcto y si iba a ser capaz, a pesar de la felicidad por haber alcanzado uno de los objetivos que me había trazado hace diez años atrás.
En medio de la pandemia todo fue más complejo, con mi esposo decidimos que la niña estaría con él mientras realizaba mis estudios, así que viajé sola. En su momento, me enfrente a muchos juicios y comentarios de “había abandonado a mi hija”, pero la realidad es que la responsabilidad de un hijo es compartida, no solo para la madre, como usualmente se percibe en nuestra sociedad.
Por supuesto no puedo decir que fue una decisión fácil, pero con el tiempo comprendí que había sido lo mejor, fue una etapa donde no solo aprendí académicamente, sino que tuve tiempo para aprender a conocerme y cuestionarme muchos de los aprendizajes y patrones que había desarrollado en diferentes etapas de mi vida.
De esta manera cuando regresé a Colombia, con una visión diferente, me sentí más fuerte con más confianza y un auto conocimiento diferente. Comprendí lo poderosas, valientes y fuertes que somos las mujeres en una sociedad que esta en transformación, pero que requiere que cada una comencemos a trabajar en nosotras mismas para potenciar nuestras habilidades y brillar en cada uno de nuestros ambientes y roles en la sociedad.
En este auto descubrimiento, decidí ingresar al curso Reconéctate con lo que eres, crea la vida que quieres de Antakarana, donde logré identificar mis creencias limitantes, mi propósito de vida (Ikigai) y mi visión de vida. A partir de allí continúo trabajando en mí, en potenciar mis habilidades y enfrentar mis miedos y patrones de comportamiento que me impiden avanzar, a través de técnicas como la meditación, afirmaciones positivas, auto observación y visualización, las cuales me han ayudado a superar mis creencias limitantes y alzar mi voz cuando es necesario.
Muchas ocasiones limitamos nuestra capacidad de soñar, por diferentes factores, y limitamos nuestro accionar para cumplir las expectativas de la sociedad o el miedo que nos impide tomar riesgos, sin embargo, siempre hay oportunidades y caminos que poco a poco se van abriendo para alcanzar esas metas que nos trazamos, por supuesto trabajando en ellos. Por último, para construir tu propio camino para lograr el éxito que deseas, tu éxito, no el que se supone deberíamos alcanzar, te sugiero seguir tu intuición, trabajar en tu amor propio muy enriquecido con una auto-observación y en la superación de las creencias limitantes, y por último el poder de la visualización que nos permite programar nuestra mente a alcanzar esas metas y proyectos.
Autora: Diana Cespedes
Internacionalista y madre