Muchos de los que empezamos a indagar sobre temas espirituales llegamos a un punto donde hay cierto conflicto entre la parte material y la parte espiritual. Nos empezamos a centrar tanto en la parte espiritual que nos desconectamos de nuestro cuerpo, nos pasamos la mayoría del tiempo en el mundo de las ideas, soñando, meditando, visualizando. Hay tanto por descubrir en nuestro subconsciente y alrededor del espíritu que nos fascinamos en seguir ahondando, olvidando o dejando un poco de lado nuestra parte física, desconectándonos gran parte del tiempo del plano terrenal.
Muchas veces escuchamos del desapego de lo material, y entonces de alguna manera nos sentimos mal por querer tener una vida más cómoda, una casa más grande o viajar y darnos gusto con aquello que nos apasiona.
Para algunas personas que se dedican a ser sanadores, maestros o terapeutas espirituales, esto puede traducirse en un conflicto interno a la hora de cobrar dinero por sus servicios, quisieran hacerlo gratis, y se sienten juzgados por tener que cobrar. Para los que buscan este tipo de servicios también se genera conflicto a la hora de pagar, de alguna forma sienten que estos servicios deberían ser gratis. Nos olvidamos de que nuestra parte física no está en conflicto con la parte espiritual, no debemos escoger entre una cosa u otra, por el contrario, ambos son aspectos de nuestro Ser, son dos dimensiones distintas que al mismo tiempo son parte de nuestra naturaleza.
Nuestro espíritu está encarnado en un cuerpo humano, gracias a este instrumento maravilloso y compuesto de materia tenemos la capacidad de disfrutar la tercera dimensión, es decir: oler, saborear, tocar, escuchar, sentir emociones maravillosas en un gran espectro: desde sentir dolor, rabia, amor, felicidad o éxtasis. Gracias a nuestro cuerpo, podemos transferir energía no física (pensamientos, ideas, consciencia) al mundo físico, es nuestro vehículo para materializar lo que queremos bajando del mundo de la consciencia, a planos más densos hasta llegar a la materia (bajar del chacra Corona hasta chacra raíz) para poder hacerlo debemos estar presentes en nuestro cuerpo, conectados a la tierra.
¿Cómo se siente estar desconectado de la tierra o por fuera del cuerpo? Bueno, se siente como cuando sueñas mucho estando despierto, cuando estás ebrio, cuando duermes, o incluso esa sensación rara de estar en el aire por unos segundos después de un accidente, que no sientes dolor por unos segundos hasta que vuelves al cuerpo. Ahora, una presencia fuerte en el cuerpo se identifica fácil, ¿has visto algún atleta cuando está super concentrado y enfocado? Muchos dicen está in the zone. Claramente su consciencia tiene una presencia fuerte en su cuerpo. También los grandes oradores y artistas (cantantes, actores, bailarines) con una presencia poderosa que logran inspirar a multitudes enganchando con su energía a la audiencia.
Debemos comprender que nuestro espíritu no está dentro de nuestro cuerpo, nuestro cuerpo está contenido en nuestro espíritu. Nuestra energía se expande mucho más allá de las barreras físicas, y nuestra consciencia puede viajar por distintas dimensiones. Así que para estar presentes aquí y ahora en nuestro cuerpo, debemos traer más de nuestra consciencia y energía a este plano. Conectar con la naturaleza y traer la atención al centro de nuestra cabeza, detrás de los ojos es una gran forma de hacerlo.
Así como nuestro cuerpo nos permite traer al plano material lo que está en el plano energético, también puede ser el obstáculo para elevar nuestro nivel de consciencia, e incluso encontrar nuestro Dharma (o propósito). Si una persona no tiene satisfechas sus necesidades físicas básicas, como alimento o protección, incluso algo de placer en su vida, su mente y energía van a estar enfocadas en saciar esas necesidades, no va a tener foco ni disposición para ahondar sobre el espíritu y su despertar de consciencia. En la tradición Védica se habla de 4 aspiraciones comunes humanas para alcanzar la liberación, se llaman Purusharthas. Estas aspiraciones son pilares que se relacionan entre si (Dharma, Artha, Kama, y Moksha) aparecen mencionados en los escritos sagrados hinduistas Dharma Shastras.
Dharma se refiere al deber o propósito que todos tenemos. Nacemos en la tierra y nuestro espíritu se aloja en el cuerpo físico más adecuado para realizar o cumplir este deber. Hay que entender que hay 2 aspectos del Dharma:
el sva Dharma que es el propósito y función individual, que es temporal y especifico a un cuerpo o encarnación particular. Descubrir nuestro sva Dharma es una tarea individual, nadie te lo puede decir, o imponer.
el sanatan Dharma que es el propósito general y eterno de nuestro espíritu, es para todos los seres humanos y trasciende las vidas o encarnaciones, este deber es la CONEXIÓN o UNION con nuestro propio Ser (Jiva Atma) y el Ser supremo (Paramatma)
Para lograr el Dharma uno puede necesitar un poco de Riqueza y un poco de Placer, porque si no estás tranquilo, ni te puedes sustentar, no vas a poder enfocarte en tu Dharma. Por eso otro pilar es Artha que significa Riqueza. La búsqueda de la riqueza te puede generar seguridad y placer, sin embargo, hay que tener en cuenta que por más que la logres aún puedes sentirte insatisfecho si no estas alineado con tu Dharma y no logras tu realización. El camino espiritual y de riqueza material no son excluyentes, incluso es posible que para cumplir tu Dharma sean necesarios ciertos recursos materiales. Ahora, no hay que apegarse o enfocarse en la posesión material solo por el hecho de “tener”, hay que aprender a ver la riqueza como una forma de energía, como un medio para conseguir nuestro propósito.
El tercer pilar o aspiración es Kama, que significa placer. Hay diferentes fuentes de placer como: el desarrollo de un hobbie (cantar, bailar, deporte) el poder, el sexo, reconocimiento. El placer es algo que nos puede enredar si nos apegamos mucho y enfocamos completamente nuestra atención en él, sin embargo, para que una persona encuentre su realización debe satisfacer cierto nivel de placer. De lo contrario va a existir en la mente esa insatisfacción de querer hacer algo, que nos roba la atención y no nos permite enfocarnos en nuestro propósito y liberación.
Una vez disfrutamos la estabilidad de la riqueza (Artha) la gratificación del placer (Kama) y alineados con nuestro propósito (Sva Dharma) te puedes ocupar de Moksha la liberación. Se refiere a liberarnos del estado de ignorancia, liberarnos de la sensación de separación. Es crecer en nuestro estado de consciencia y comprender nuestra verdadera naturaleza, quitarnos el manto ilusorio que nos hace olvidar al nacer que somos energía, con un alma individual que al mismo tiempo es parte de un alma suprema y así vivir en un estado de Unión alcanzando el Sanatan Dharma.
Como puedes ver, lo físico no compite con lo espiritual, el objetivo es alcanzar una integración de ambos. Sanando y elevando la frecuencia de nuestro cuerpo para que más de nuestro espíritu habite en él, espiritualizando lo material y materializando lo espiritual.
Autora: Mónica Albarracín
Life Coach y Fundadora de Antakarana
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